miércoles, 29 de abril de 2015

Crítica: Moon (Duncan Jones, 2009)

Director: Duncan Jones.
Intérpretes: Sam Rockwell (Sam Bell), Kevin Spacey (Gerty), Dominique McElligott (Tess Bell), Kaya Scodelario (Eve Bell) y Robin Chalk (clon de Sam).
Guión: Nathan Parker.
Fotografía: Gary Shaw.
Música: Clint Mansell.
Montaje: Nicolas Gaster.
Año de producción: 2009.



No estamos programados, Gerty. Somos personas.
Sam Bell a Gerty, su única compañía dotada de inteligencia artificial




Viaje a la Luna

El 21 de julio de 1969 la frase “es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad” cambió la historia de la raza humana. Ese mismo día se produjo la llegada del primer hombre a nuestro satélite por el estadounidense Neil Armstrong, comandante de la nave Apolo 11 junto a sus dos compañeros de viaje, Michael Collins y Edwin E. Aldrin, haciendo de dicho viaje un hito que será recordado para siempre en las mentes de pasadas, presentes y futuras generaciones. Este éxito, visto por más de 600 millones de personas, sin embargo, ha sido para muchos una farsa, existiendo una especie de teoría de la conspiración que asegura que todo fue grabado y montado en un estudio de televisión para glorificar el país americano. 

Sea esto verdad o no, lo que sí es cierto es lo mucho que este acontecimiento ha influido en la sociedad, y más concretamente en el mundo de las artes y las ciencias. Este hito inspiró a las mentes de muchos galardonados y reconocidos directores de cine tales como Stanley Kubrick que, justo un año antes del viaje que iba a cambiar a la humanidad, aprovechando las misiones espaciales de la NASA, aprovechó para sorprender a un espectador poco habituado a la ciencia ficción con 2001: Una odisea en el espacio, la odisea especial más recordada en la historia del cine. Poco después, tras la llegada al hombre a la Luna y el éxito de este tipo de aventuras extraorbitales, Douglas Trumbull llevó a la gran pantalla en 1972 Naves misteriosas, una película cargada de efectos especiales en la que relataba a un planeta Tierra demandante de una fuente de energía asentada en Saturno. Tras esta, muchas otras películas siguieron la estela dejada por Armstrong y su viaje al único satélite natural de nuestro planeta, destacando, sin lugar a dudas Blade Runner (1982) de Ridley Scott, uno de los máximos exponentes de la ciencia ficción y del séptimo arte en general.


Estas películas que se han citado tienen mucho en común con Moon, el filme británico con el que debutó y llevó a la fama al director Duncan Jones en 2009. Jones, hijo de David Bowie, empezó en el mundo del audiovisual allá por 2003 realizando un desapercibido corto y haciendo de cámara para la carrera de su padre, pero no fue hasta unos años después con su primera película, Moon, su éxito en el celuloide, siguiéndole poco después su película más conocida y actual hasta la fecha, Código Fuente (2011). Protagonizada prácticamente por Sam Rockwell junto a Kevin Spacey y Dominique McElligott, Moon se hizo con nueve premios, destacando entre ellos un BAFTA al mejor director británico novel y cuatro premios del Festival de Cine de Sitges, siendo sin lugar a dudas la gran triunfadora del festival de ese año.

El éxito de Moon no fue gratuito sino que, además de la labor de dirección de Duncan Jones sin apenas tener experiencia previamente, fue gracias a Sam Rockwell que la película destacara ante cualquier otra. Sam Rockwell es conocido en el mundo de la gran pantalla por su papel en diferentes películas, destacando entre ellas Inocencia rebelde (1997) y Confesiones de una mente peligrosa (2002), película en la que ganó un Oso de plata como mejor actor en el Festival de Cine de Berlín. Tras su actuación en Moon Rockwell ha tenido papeles importantes en otras películas como Todos están bien (2009), compartiendo reparto con Robert De Niro y Drew Barrymore, e Iron Man 2 (2010) junto a Robert Downey Jr., Gwyneth Kate Paltrow y Scarlett Johansson, papeles en los que el actor, a pesar de no sobresalir como los protagonistas de algunos de estos filmes, no ha defraudado al público en lo más mínimo. Rockwell es la única figura que destaca respecto al reparto en Moon, ya que es el único que participa activamente y el que soporta el peso de toda la película. 

Más allá del reparto, sobresale Clint Mansell otorgando una magnífica banda sonora al filme de Jones. Mansel es un compositor muy conocido en el mundo del cine participando en numerosas películas dándoles su toque musical especial, destacando entre sus obras más famosas Lux Æterna, tema musical de Réquiem por un sueño (2000) que se volvió desde el estreno de dicha película extremadamente popular en la sociedad. Sin duda, una banda sonora que hace que el espectador se sienta un astronauta más a miles de kilómetros de su hogar.

jueves, 16 de abril de 2015

Crítica: La piel que habito (Pedro Almodóvar, 2011)



Director: Pedro Almodóvar.
Intérpretes: Antonio Banderas (Robert), Elena Anaya (Vera), Marisa Paredes (Marilia), Jan Cornet (Vicente).
Productor: Agustín Almodóvar y Esther García.
Guión: Pedro Almodóvar (basado en la novela Tarántula de Thierry Jonquet).
Fotografía: José Luis Alcaine.
Música: Alberto Iglesias. Temas musicales: "Por el amor de amar" y "Se me hizo fácil", de Concha Buika.
Montaje: José Salcedo.
Año de producción: 2011.






Un introspectivo Almodóvar

Pedro Almodóvar es una de las grandes figuras del cine español desde la década de los 70, siendo conocido dentro y fuera de nuestras fronteras, ganando con el paso de los años dicha fama y con ello premios que hacen justicia a su carrera artística. Almodóvar, desde ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? y, sobre todo, con el cortometraje Salomé, ambas obras de 1978, empezó a enseñar al espectador español recién salido de un régimen dictatorial sus rasgos más característicos de lo que iba a ser su carrera, mostrando así un cine muy natural y realista en el que los sectores más marginados de la sociedad con sus elementos más escandalosos y provocadores iban a estar muy presentes.

Aprovechando el cine del destape y lo que conocemos por “la movida madrileña” Almodóvar dio un giro de tuerca al tradicional y controlado cine español convirtiéndolo en un cine punk, lleno de anglicismos, de excentricismo y locura, siendo este director uno de los representantes de este movimiento cultural. Estas características han estado presentes en prácticamente todos sus filmes, pero han sido amoldadas a lo largo de los años por el mismo Almodóvar estableciendo de esta manera diferentes etapas de su carrera como profesional del cine. Del excentricismo de su primeras películas ha pasado de un cine experimental a un cine con una mirada más introspectiva que se aprecia notablemente en sus últimas películas tales como Volver (2006), Los abrazos rotos (2009) y La piel que habito, obra de la que profundizaremos a partir de ahora en esta crítica.


En La piel que habito Almodóvar vuelve a la gran pantalla tras Los abrazos rotos con una película basada en la novela Tarántula del escritor francés Thierry Jonquet. En su película, pone de nuevo en escena a varios de sus actores fetiche: Antonio Banderas, Marisa Paredes y la estrella de la película, Elena Anaya, consiguiendo con su magnífica interpretación un Goya a la mejor actriz en 2011. Esta actriz ya apareció en Hable con ella prácticamente hace una década de su papel en esta película del director manchego, pero apenas fue destacable debido a su papel secundario en la misma. Anaya, actriz que empezó a ser mucho más conocida por la película de Almodóvar, ya tenía mucha experiencia dentro del mundo de la gran pantalla dentro de España con obras como Lucía y el sexo (2001) de Julio Médem, y fuera de ella con, por ejemplo, Van Helsing (2004) de Stephen Sommers, en la que compartía reparto con el conocido actor que interpreta a Lobezno en X-Men, Hugh Jackman. A Antonio Banderas ya lo conocemos de sobra por aparecer constantemente en las obras de Almodóvar (Matador, ¡Ámame!), al igual que su “chica almodóvar” Marisa Paredes (Tacones lejanos, La flor de mi secreto), por lo que, junto a Elena Anaya, hacen La piel que habito una película obligatoria del cine español.

Por otro lado, más allá del elenco que protagoniza la película de Almodóvar, no hay que olvidar la presencia del compositor Alberto Iglesias, una persona muy presente en las películas de este director. La música de Iglesias se ha convertido en un elemento dramático y narrativo expresivo, complementario no tanto de las imágenes como de la esencia y el trasfondo de las películas desde La flor de mi secreto (1995), su primera colaboración con el director español. En La piel que habito, Iglesias nos muestra una banda sonora caótica y desordenada con el fin de generar una enorme sensación de inseguridad sobre el entorno en donde se desarrolla la acción y, sobre todo, en su protagonista, Robert Ledgard, interpretado por Antonio Banderas, un hombre que actúa mediante impulsos y, por tanto, impredecible.